El infierno detrás de las cámaras
En casa de herrero, cuchillo de palo: ícono de la moda, de la delicadeza, de la elegancia, de la educación y del glamour, Fabiana Araujo vivió un infierno de gritos, descalificaciones, palabras humillantes y amenazas, todo eso que no representó jamás en su vida pública, dentro de su propio hogar. Entre las cuatro paredes donde debía sentirse más segura y de la persona que supuestamente tenía que sentirse mejor tratada y más cuidada, su marido.
Fabiana estuvo casada 7 años con Alex Pérez Escoda, un aristocrático hombre de negocios con el que terminó divorciada en los peores términos e incluso con una denuncia por malos tratos que provocó la imposición de una perimetral: no pueden estar a menos de 300 metros de distancia.
La amenaza de los videos privados
En una entrevista que le dio a Socios del espectáculo, la ex modelo aseguró que “físicamente nunca pasó nada, pero también es violenta una persona que me amenazaba con publicar videos privados, que no te quiere devolver los teléfonos y que me devolvió las llaves de mi casa porque lo obligó una orden judicial”.
La pérdida de amistades
Araujo, que calificó como “un advenedizo” a su ex, no sólo perdió un marido en el conflicto: también se quedó sin relación con el diseñador César Juricich, quien era su amigo y decidió ponerse del lado de Alex. En Socios dieron a entender, abiertamente, que una de las partes involucradas intuye que tienen un vínculo que va más allá de lo afectivo. “Yo no me peleé con César, él me dejó de hablar directamente”, confirmó Araujo.
El control y la enfermedad
“El quería ejercer un control sobre mí, o sobre todas las personas con las que tenía alguna vinculación, y cuando vio que no podía estalló”, detalló Araujo, quien padeció la enfermedad de Gillan Barré: “es una enfermedad psicosomática. No hay manera de comprobarlo científicamente pero yo creo que se debió a que no la pasé bien”. Incluso, en el programa le recordaron que su ex la responsabilizó de la enfermedad “porque tenés una genética de mierda”.
El fin de la relación
“Hubo un primer año idílico, maravilloso, fantástico. Pero después fue todo cuesta abajo. Y ahora perdimos todo contacto. Incluso me divorcié por WhatsApp. O sea no nos vimos ni nos hablamos más. Igual, él se contactó con mi terapeuta y hasta la escribió a mi hija, y también vi mis historias. La cuarta vez que me echó dije ‘chau, no vuelvo más’.”