Elina Costantini muestra su lujoso piso en Barrio Parque con obras de arte e imponentes vistas

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Elina Costantini muestra su lujoso piso en Barrio Parque con obras de arte e imponentes vistas

Si alguien entra con los ojos cerrados y sube hasta el piso 14 de la torre Grand Bourg podría creer, por momentos, que se encuentra en un museo. Sí, un petit MALBA que Elina Costantini logró convertir en un verdadero hogar, lugar en el que reside cuando se encuentra en Buenos Aires junto a su esposo, el magnate Eduardo Costantini. Lejos quedaron los tiempos en donde la vida en Nordelta, donde tienen una ostentosa mansión, era la predilecta. Ahora la pareja elije permanecer el imponente piso ubicado en una de las construcciones más lujosas de la avenida Figueroa Alcorta, en el corazón de Palermo Chico (o Barrio Parque, como se lo conoce popularmente).

Un hogar lleno de arte y vistas panorámicas

Colgando desde el techo se puede observar la escultura de titulada Hiperviendo de Leo Battistelli, la obra El domingo por la tarde (1967, por Fernando Botero). Elina posa para GENTE en el piano Steinway & Sons, que data de principios del Siglo XX. “A mi me encanta estar acá, ahora elegimos este como nuestro segundo hogar. El primero es en Uruguay, obviamente, amamos estar allá. Pero cuando venimos, sea por poco o mucho tiempo, nos quedamos en el departamento”, cuenta la modelo al recibir a Revista GENTE para mostrar los ambientes más icónicos de la propiedad.

Pintado en óleo, una de las paredes del living se lleva las miradas por este cuadro de Jorge de la Vega titulado Music hall. A la derecha se aprecia el icónico LOVE de Robert Indiana (1966). El proyecto inmobiliario fue desarrollado por Costantini entre 2003 y 2006, bajo la dirección de Enzo Binetti, y sigue el concepto clásico francés que queda en evidencia en su máximo esplendor en la fachada y recrea una vida urbana de alto nivel. Las grandes vistas, un detalle característico Hay que destacar que este departamento es la verdadera joya de la torre debido a que, al estar en el último piso, tiene amplios ventanales que aportan una gran luminosidad en cada uno de los ambientes.

El blanco impoluto es otro de los protagonistas que abrazan cada ambiente. Al fondo, uno de los ventanales que da hacia el sureste. Pero, más allá de esto, hay que destacar que transitar el living, la sala de estar, el comedor o hasta la cocina representa un verdadero juego para la vista. Es que desde allí se pueden observar puntos emblemáticos de la ciudad de Buenos Aires con solo hacer un paneo general.

Un oasis en medio de la ciudad

El ambiente que divide el living de la biblioteca tiene detalles en cada metro cuadrado. Un banco de madera de Jorge Mitchell; otra pieza de Jorge de la Vega titulada Rompecabezas; atrás El principio y fin de la ecología de León Ferrari; y a la derecha la obra Continuidad lineal de Enio Iommi. Si se mira hacia el noreste, el Río de la Plata se asoma dando su amarronada presencia. Girando la cabeza, hacia el sureste y a muy pocos metros, se evidencia la terraza de la TV Pública, la Floralis Genérica (ubicada en la Plaza Naciones Unidas) y la Facultad de Derecho… los jacarandás florecidos le dan el toque en los meses de octubre y noviembre. Un poco más atrás, las torres de Retiro, en lo que sería el inicio de la avenida Del Libertador, y las de Puerto Madero, ascienden en el horizonte.

La biblioteca está repleta de libros de arte y en el centro de la escena una escultura interactiva que hace la especie de sillón de lectura. Además, a través de las ventanas que apuntan al norte los ojos se pierden en el manto verde de los jardines del Club de Amigos, el Jardín Japonés, los Bosques de Palermo y el Campo de Polo. Mientras que, la gran ciudad, se pone de manifiesto desde la zona de la biblioteca que tiene un extenso balcón que da una vista panorámica de los edificios de los barrios de Recoleta y Palermo.

El hall se conecta con la biblioteca en donde hay un área de descanso y entretenimiento con una pantalla LED. El Petit museo de Elina y Eduardo Costantini “Nosotros estamos renovando permanentemente las piezas que tenemos”, cuenta mientras recorre los espacios decorados con el trabajo de artistas de renombre. Los cuadros y las esculturas lograron general múltiples puntos focales en un lugar en el que les gusta ser anfitriones de grandes cenas.

El comedor con más piezas. Obras de Fernando Bottero, Jorge Mitchell, Jorge de la Vega, León Ferrari, Enio Iommi, Robert Indiana, Leo Battistelli, son las que se pueden encontrar, entre otros grandes nombres. También hay una sorpresa en la biblioteca: un King Kong de marihuana por Fernando Brizuela. Fotos: Alejandro Carra. Video: Cande Petech.

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