El sueño que se animó a cumplir Nando Parrado tras sobrevivir a la tragedia de Los Andes: “Decidí perseguir mi pasión”
Con el reciente estreno de la película La sociedad de la nieve, dirigida por Juan Antonio Bayona, la historia de la tragedia de los Andes en 1972 ha vuelto a capturar nuestra atención. Aquel fatídico viernes 13 de octubre, el vuelo 571 de la Fuerza Aérea Uruguaya se estrelló en la cordillera, dejando 40 pasajeros y cinco tripulantes sin vida. Entre los sobrevivientes se destacó Nando Parrado, quien junto a Roberto Canezza cruzó los Andes en busca de ayuda, un acto de valentía que marcó su destino.
Lo que pocos saben es que esa experiencia motivó a Nando a hacer lo que siempre le apasionó, pero que hasta ese momento mantuvo oculto: correr en autos. Desde su infancia, Nando Parrado mostró una conexión única con la velocidad. Aprendió a manejar de la mano de su padre, Seler Parrado, cofundador de la Asociación Uruguaya de Volantes. A los 10 años, ya dominaba técnicas como el punta y taco, pero nunca consideró competir hasta que la experiencia en los Andes cambió su perspectiva. “La vida me dio una nueva oportunidad, y decidí perseguir mi pasión por el automovilismo”, confesó alguna vez el propio Parrado.
El camino hacia el automovilismo
Nando se aventuró primero en el motocross, consagrándose campeón del torneo Motocross de las Américas en 1975. Su éxito le impulsó a cambiar de disciplina, llevándolo a Inglaterra para formarse en la prestigiosa Jim Russell Racing Driver School. De regreso en Uruguay, compitió en diversas categorías, colaborando además con la Asociación Uruguaya de Volantes.
La carrera de Parrado trascendió fronteras, conectándose con leyendas del automovilismo como Bernie Ecclestone, Carlos Reutemann y Jackie Stewart, quien se convirtió en su mentor. La amistad con Stewart se gestó en el Gran Premio de Argentina de Fórmula 1 1973, donde el escocés lo quiso conocer, lo invitó a cenar y también a presenciar la carrera desde su box. Esta relación perdura hasta hoy, siendo Parrado el padrino del hijo mayor de Stewart, Paul. Para Parrado aquello fue como tocar el cielo con las manos ya que Stewart era uno de sus grandes ídolos. De hecho, en su habitación tenía un póster del escocés.
Gracias a Carlos Reutemann, Parrado participó en el Campeonato Europeo de Turismo de 1977 con autos Alfa Romeo. Aunque al principio fue piloto suplente, luego tuvo la oportunidad de correr como titular y no lo desaprovechó: junto al argentino Eduardo Márquez ganó los 500 Kilómetros de Pergusa y terminó tercero en el temible circuito alemán de Nürburgring. Esas conexiones en la Fórmula 1 le permitieron cumplir un sueño de todo aficionado: conducir un auto de máxima categoría. En 1982, se subió al McLaren MP4/1 de Niki Lauda en Brands Hatch, una experiencia que le resultó fascinante pese a que solo completó cuatro vueltas. Poco después, probó un Fórmula 2 del Spirit Racing. Ese auto tenía efecto suelo, una solución aerodinámica que le permitía doblar con el auto a fondo en cualquier curva, algo que le costó poner en práctica.
Un legado en el automovilismo
Nando Parrado aún sigue ligado al automovilismo. Cada vez que puede corre algunas competencias de regularidad. También se da el gusto de probar a toda velocidad varios vehículos gracias a Vértigo, el programa de TV que tiene en Uruguay y que está a punto de cumplir 40 años en el aire. Sin dudas, la vida de Nando Parrado es un testimonio de cómo la pasión y la determinación pueden llevar a un hombre desde las alturas de los Andes hasta la emoción de los circuitos.