La historia de Flavia Miller
Flavia Miller se convirtió en un nombre conocido en la farándula argentina cuando se vio envuelta en el escandaloso y millonario divorcio de Susana Giménez y Huberto Roviralta en 1998. En una entrevista exclusiva para Socios del espectáculo, Flavia revela cómo ha sido su vida desde entonces y cómo ha encontrado un nuevo propósito como recepcionista en una peluquería.
Una nueva vida
Después de los eventos tumultuosos que la catapultaron a la fama, Flavia decidió alejarse de los reflectores y buscar una vida más tranquila. Desde hace siete años, trabaja como recepcionista en una peluquería, donde ha encontrado estabilidad y paz.
Una mujer resiliente
Flavia ha enfrentado numerosos desafíos en su vida, incluyendo problemas de salud mental que la llevaron a recibir tratamiento psiquiátrico. Sin embargo, siempre ha encontrado la fuerza para levantarse y seguir adelante. Después de una experiencia negativa en la producción teatral, decidió buscar un empleo más convencional y saldar sus deudas.
Los inicios en la televisión
Flavia comenzó su carrera en la televisión como extra y luego tuvo la oportunidad de trabajar con Gerardo Sofovich en programas como ‘Las chicas gambarelas’. Aunque no extraña mucho a Sofovich, sí extraña a su hermano Hugo, con quien compartió momentos en el teatro y en la serie ‘Rompeportones’.
El impacto en su salud mental
Flavia revela que uno de los momentos más difíciles de su vida fue cuando falleció su primo hermano el día de su casamiento. Esta tragedia tuvo un impacto significativo en su salud mental y la llevó a alejarse un poco de la vida pública. A pesar de todo, Flavia ha demostrado una increíble fortaleza y ha encontrado la manera de seguir adelante.
Una nueva etapa
La vida de Flavia Miller ha sido una montaña rusa de emociones, pero ha logrado reinventarse y encontrar una nueva pasión en su trabajo como recepcionista de una peluquería. Su historia es un ejemplo de resiliencia y determinación, y nos enseña que siempre hay una oportunidad para comenzar de nuevo.
