Natalia Graciano y Matías Martín formaron una de las parejas más estables del mundo del espectáculo argentino. Después de 18 años de matrimonio y dos hijos en común, la pareja sorprendió a todos al anunciar su separación. Ahora, un año después, Natalia se abre a contar cómo vivió este proceso y cómo está enfocada en su crecimiento personal.
Según Natalia, la separación no fue fácil, pero fue necesaria. Veníamos de varios años de desgaste y quizás de no mirarnos con el amor que nos merecíamos. Ella reconoce que durante mucho tiempo dejaron de priorizar sus necesidades individuales, lo que terminó afectando la relación.
Diferencias que Complementaban, Diferencias que Dividían
Natalia explica que las mismas diferencias que antes los complementaban, terminaron jugándoles en contra cuando la relación se desgastó. Con Matías siempre tuvimos diferencias en general que nos complementaron, venimos de mundos distintos y eso fue enriquecedor para ambos. Quizás, cuando todo está mal, esas mismas diferencias que antes te complementaban te pueden jugar en contra.
A pesar de la dificultad del proceso, Natalia destaca que lograron llevarlo de una manera pacífica, pensando en el bienestar de sus hijos. Los chicos lo tomaron bien. Al principio, la noticia fue un shock, no lo esperaban, pero se adaptaron. Vernos a los dos bien fue la clave para que lo vivieran con normalidad.
Redescubriendo el Yo Radiante
Tras la separación, Natalia cuenta que tuvo un proceso de redescubrimiento personal. Me volví a mirar, me di cuenta de que por muchos años no tuve el foco puesto en mí y hoy volvió mi yo más radiante, me reencontré. Ahora, su enfoque está en su crecimiento personal, sus hijos y su mascota Merci.
En cuanto a una nueva relación, Natalia se muestra abierta, pero sin apuros. No estoy en la búsqueda de una pareja, para nada. Mi foco está en mi crecimiento personal, mis hijos y Merci. De todas formas, siento que, si hay alguien destinado para mí, se cruzará en mi camino y lo voy a saber reconocer.
Natalia Graciano ha encontrado en esta etapa una oportunidad para redescubrirse y reconstruirse. Su mensaje es claro: está enfocada en sí misma, pero dispuesta a dejar que el amor llegue cuando tenga que ser.