Milei enfrenta una caída en su imagen, con una desaprobación creciente entre mujeres, jóvenes y sectores bajos. Esto se debe en parte a la persistente crisis económica, con 500 desocupados por día y una inflación que supera el 2% mensual. Pero también hay batallas culturales que Milei está perdiendo.
Estudios cualitativos revelan que los votantes, tanto de Milei como del peronismo, tienen demandas similares en temas como seguridad, justicia social y un Estado eficiente. Incluso rechazan la idea de destruir la democracia y el Estado, a pesar de los discursos de Milei.
Por otro lado, la interna peronista entre Cristina Kirchner y Axel Kicillof genera incertidumbre y malestar entre los votantes, que reclaman unidad y propuestas concretas. Esto podría beneficiar a Milei si el peronismo no logra resolver sus diferencias.
Mauricio Macri también entra en escena, con la estrategia de dispersar el voto filo-Milei para facilitar una victoria peronista en la provincia de Buenos Aires. Mientras tanto, Sergio Massa confía en que la caída de Milei continuará por el deterioro de la situación económica.
En este escenario cambiante, Milei enfrenta el desafío de adaptarse a las nuevas demandas de los votantes, sin perder su esencia libertaria. Su capacidad de reconstruir su imagen y propuesta será clave para mantener su caudal electoral.
