Bolsonaro, el expresidente de Brasil, se enfrenta a un juicio que podría conllevar penas de hasta 43 años de prisión. Pero este proceso judicial es solo la punta del iceberg de una transformación más profunda que sacude al país.
Mientras Lula gobierna con un Congreso polarizado y una economía que aún no se recupera por completo, el Partido de los Trabajadores (PT) enfrenta el desafío de adaptarse a una sociedad cada vez más evangélica, tecnológica y conservadora. Las periferias urbanas, antaño bastiones del PT, ahora votan por candidatos de extrema derecha que prometen seguridad, moral y libertad de emprender.
El Cambio Cultural en Brasil
Uno de los indicadores más claros de esta transformación es el auge de la música sertaneja, que ha desplazado a la tradicional samba como el género musical dominante en el país. Mientras la samba era el corazón popular del proyecto modernizador y progresista de Brasil, el sertanejo refleja un Brasil más conservador, agrario y nostálgico por un orden tradicional.
No es que el sertanejo sea explícitamente político, pero su estética y su ethos son de otro Brasil. Uno más conservador, más agrario, menos encantado con las promesas incumplidas del progreso urbano.
La Transición Política Inconclusa
El juicio a Bolsonaro puede ser un acto de justicia, pero no es el cierre de una era. Brasil se encuentra atrapado entre un modelo que ya no funciona y otro que aún no ha tomado forma. Ni la izquierda del PT ni la derecha de Bolsonaro parecen tener la capacidad o la voluntad de escribir ese nuevo orden político.
Mientras tanto, Gusttavo Lima, una estrella del sertanejo y cercano a las ideas de Bolsonaro, ha expresado su deseo de ser presidente de Brasil. Esta transición cultural y política plantea un desafío para el futuro del país.
Conclusión: Un Brasil en Transformación
El drama de Brasil no es que Bolsonaro aún tenga influencia, sino que nadie más la tenga. La adaptación del PT a la nueva realidad no está resultando, y la derecha no ha logrado consolidar una alternativa convincente. En este contexto, la música, la religión y las nuevas dinámicas sociales se convierten en indicadores clave de un cambio cultural que está remodelando el panorama político brasileño.
